jueves, 24 de enero de 2008

Reporte por entregas

La posadilla…
Fueron llegando primero uno y el siguiente timbrazo anuncio a todos los demás, reímos como locos con anécdotas y de verdad que fue un gusto darles posada pero creo que nadie de los invitados preguntó por que el nombre, o tal vez la bauticé después de haberlo vivido. No, no fue posadilla ese momento, sino lavar toda la loza al día siguiente, si! La muchacha comenzó las vacaciones antes, claro, esto sí es una posadilla para cualquiera, que se parta el hombro como negro (y conste que no dije que se parta el hombro CON un negro).
Así que cuando todos partieron comezé a hacer lo mío: ver el tiradero y decidir ir a la cama con Ponche.
Al día siguiente lo bueno comenzó, invadida de recuerdos lavaba los vasos y copas, un poco de jabón y una risa al recordar lo lindo de que hubieran estado acá. Recordé la invitación colorida y desconfirgurada por la cual se enteraron, quienes los hicieron, que se celebraría el encuentro en mi casa y como es época de neutralidad según Suma (Su Majestad) vino quien estaba invitado y quien quizo, los demás como dice el sabio de mi amigo Marcelo (que no vino): Ellos se le pierden y yo me la ahorro.
La verdad super divertido, todos pusimos esferas en el árbol pidiendo deseos, las azules eran todos de Alex, el hijito de Gaby que será un hermoso adolescente que cursará como su madre una maestría pues al darles hojas recicladas para pintar llegó con el texto subrayado y diciendo: -mira mamá mi lectura de la maestría-, por supuesto todos reímos y lloramos.
Como parte de la ceremonia y de la tradición seguimos llenando el árbol de esferas -por que yo tenía pocas- , la única chiquita y de madera era de Héctor, la amarilla de Angelic y las rojas hermosas de Carolina. Todos pusimos en él árbol nuestros deseos del año colgando y dando vueltas; aquello que queríamos dejar atrás en la parte de abajo, el deseo del presente al medio y para la parte de arriba lo del futuro, así que fue un árbol cargado de esferas diferentes, brillantes, frágiles y bellas como nuestros deseos.
Después vino la sesión de disfraces de las niñas, Camila y Andrea (mi ahijada, y la de cariño) junto con Teresita nos muestran creaciones hechas con telas que hacian las veces de cilorama en el pasado y que ahora son vestidos que nos remontan a la antigua grecia mezclado con los 60´s. Luego apareció Santa con un módelo de inspiración “Gaby Barrera” que con tela que sacaba chispas me hizo sudar hasta el cansancio. Gracias Gaby.
Comimos, reimos y bebimos, rodeados de una atmósfera de cercanía y familiaridad, cada uno estaba en su casa he hizo su hermosa aportación: Héctor fue el fotógrafo, lo cual se le agradece exepto por las fotos en las que salgo mal; Angelic fue la cheff, que sus delicias taqueras hicieron que todos flotáramos en una atmósfera mexicana y deliciosa. Hubo otros que se encargaron del café por que Santa se hayaba ocupada anotando todo para el presente reporte.
Luego vino la rebatinga de regalos, con dados que le hacían maldades a Ylliana, por que nunca sacó nada, hasta el final que se llevó los platos de servicio que todos deseabámos, hicimos rondas y rondas, logramos pararlo antes de que unos se quedaron con todo y aún así a mi no me tocó nada.
Al final terminamos con un delicioso postre que Ylliana nos trajo, el vino, las cervezas y los vasos se habían acabado, nos dimos de besos y abrazos y cada quien se fue a su casa mientras yo y los chuchos nos quedamos con una fregadero lleno y con la cosa de que mañana saliamos a Malinalco para pasar las navidades.

Las chicas del coro
Andrea, Camila y Tere



Las chicas del coro con mamá
Camila, Andrea, Mayra.


Santa y los niños
Alex, Sofía, Andrea y Camila



El equipo con Santa y Carolina
Carolina; Santa Ro, Gaby, Tere

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