sábado, 26 de enero de 2008

Adios mi cariñito se va la reyna amada

Ultramarinos “la ultranza”

No cabe duda que “la ultranza” es un buen nombre para una tienda de ultramarinos, que, como todos sabemos allí se venden artículos de primera necesidad para aquellos que vienen de ultramar, es decir, si he entendido bien el mensaje, aquellos que vienen de las europas y muy específicamente: España.
Tuve un novio, de muy jóven, que su familia tenía una tienda de ultramarinos, era lo máximo por que para alguien como uno, que siempre soñó con cruzar el mar alguna vez o de menos tener el apellido de alguna familia que provenga de esas tierras, esta relación era mirar más allá: mirar lo que siempre hemos visto los mexicanos, a saber: lo lejano, lo ajeno, lo no nuestro.
Para mi, como para mucha gente de mi entorno, esto significaba no sólo comer en demasía los domingos en casa de la Tía Pepa, sino pertencer a otra clase, algo más allá de mi; y de vuelta volver a como los mexicanos miramos a los extranjeros, específicamente a los españoles…: mirada perdida y gris llena de esperanza de algo que a ciencia cierta no sabemos que, pero que al fin y al cabo pinta como la tierra prometida: mientras no sea la nuestra esta bueno y al final siempre morimos de hambre.
Así pasó la vida. Años de esas comidongas hizieron de mi toda una españoleta: petacona, pelo recogido y diciendo a los vientos: –¡hijo!- a cualquiera que no lo fuera.
Mi relación con Manolo se convirtió en un verdadero matrimonio a la española, lo cual me tenía muy contenta, yo decía algo y el lo negaba tres veces, al final siempre hacíamos lo que su madre decía o lo que la tía Pepa con ojos saltones y sin brillo tenía bien a dictar atraves de estos.
No era que me encontrara sometida, nó, sólo sabía que así eran las cosas y que yo a mis jovenes 18 años y con poca capacidad de decidir, como me lo habían hecho creer, obedecer, era lo correcto, lo que correspondía si es que quería seguir perteneciendo a la familia De la Vega Sanchez.
Hize muchas cosas que estaban más allá de lo humano, con tal de pertencer, por ejemplo: una vez quedamos muy formalmente de ver amigos en mi casa para irnos a algún lugar, pero él nunca llegó, la disculpa fue que no le había dicho nunca nada aunque las parejas que lo esperaban junto conmigo si habían escuchado y por eso se encontraban en casa, supongo. Así, despúes de llorar tres días seguidos y escuchar por veinteaba vez que estaba completamente loca tuve que admitirlo y fue allí donde realmente lo fuí.
Empecé por aceptar los regalos de él y de la familia con gracia: una plancha de vapor, un estereo para el auto, calcetines de poliester usados, un casco para la moto que no teniamos y demás. Esos fueron los regalos que supuse precedían a mi regalo deseado: el dichoso anillo de compromiso y este al fin llegó, comprado en el centro, de ese oro que se deslava y el cual buscamos arrastrados por mi Susanita interna que llevaba meses hablándome al oído. Así, en la calle de la joyas, encontramos al precio de un horno eléctrico mi anillo, era este o el horno, ahora es un anillo de estaño que uso para limpar la plata y éste nunca trajo consigo la proposición.
Hize lo que pude, llevamos una relación normal, pese a las predicciones: peleas, escenas de celos, discusiones y breaks, hizieron que 10 años pasaran como si nada, aunque tampoco estoy segura que hayan sido 10, pero asi parecieron.
A decir verdad la máxima intimidad que tuvimos fue un viaje a la casa de Cuatla en donde no sólo tenía que dormir en una cama individual compartida por la hermana que se meaba en ella, sino que mi bata de seda vino se quedaba en casa avergonzada de ser suplantanda por la bata de flores color pastel rellena de toalla que había hecho en bien regalarme la tía Pepa.
Las salidas eran la locura. Yo, para ese entonces, es decir jóven y bella que comienza a vivir sola debía volver, a mas tardar a la una y medía, antes que a la madre de mi “consorte” le diera alguna cosa verde o sudorosa. A menudo le pasaba a la pobre, con solo verme. Ya mis curvas estaban enrriquecidas por la mieles de la tienda, me habían corrido de la secundaria y hacía años fumaba mariguana del closet de mi madre, eso sin hablar del cemento por que desde entonces era mal visto, quizá era por eso que cada vez que me veía la vieja parecía como si le hubieran dado una mala noticia, era ver en mi el anticristo. Los cachetes se le bajaban al cuello haciéndola parecer un sapo en celo, sus ojos imitaban a los de un camaléon y me seguían hasta el baño, allí ni por pudor me dejaban sino que encima me acompañaban hasta casa.
Me cae que la vieja hizo lo que pudo conmigo, algunas veces sábados, pero siempre los domingos ibamos en procesión a la iglesia donde el padre Nacho nos aleccionaba. Manolo, que se encontraba detrás mio arrodillado aprovechaba para tocarme las nalgas mientras pedía a Dios quien sabe que cosas, pero aclaro, siempre fui yo la pecadora.
Ellos hablaban del ayer como si fuera hoy y había veces que tan rápido se comunicaban que me quedaba sin entender ni una pizca, al final lo unico que reconocía eran la eses y las zetas y aún así tengo faltas de ortografía. Era claro que me insultaban pero como sólo entiendo chilango no podía ni responderles.
A decir verdad nunca conocí la dichosa tienda de ultramarinos, años despúes de terminada la relación, el me buscó y me confesó que la dichosa no existía, que había embarazado a mi mejor amiga de la primaria, la cual por alguna extraña razón decia que yo era una sujeta rara, que como sabemos es primo de lo loco, así entendí que esta relación había sido solo un sueño húmedo de adolescente, un deseo ajeno. Supe al fin que ellos se dedicaban al tráfico de alimentos: atún empacado con banderita española, queso con gruesa capa de cera, otro enlatado azul con un gallo de cantaba gloriso y obleas que el padre Nacho aceptaba con aprecio y sin pudor, todo era parte del divino cargamento. Ellos cocinaban sus sueños abandonados en el trayecto del barco, mientras yo cocinaba, con la poca cordura que me quedaba, como alejarme de tanta locura para no ser heredera de “la ultranza”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ME ENCANTO!!! está buenísimo!!

cariños y estaré a la espera de mas pa leer!!

amigus.

LaVaca dijo...

No paraba de Reír, excelente visión de los personajes.

Un beso

Manolo

ro dijo...

LaVaca...
Identificate!
Manolo, eres tu?
De verdad no quizé,
no debí,
es que...

JCR dijo...

Me quede con muchas ganas de seguir leyendo mas de esta linda historiaaaa