sábado, 24 de mayo de 2008

Su historia

2005-2008

Su voz era baja, pausada y aún asi presente. Tenía un temperamento como ninguno. Era como si proveniera de familia de dictadores. No había manera de razonar con él; era de esas personas que ni siquiera interlocutor necesitan pues se preguntan y se contestan solos. Sin embargo él tenia una pregunta que no habia logrado responderse: ¿quien soy?

Sabia, por multiplicidad de estudios y disciplinas contemporáneas, que los demás eran siempre una buena referencia, habia escuchado, gracias a la entrada de la era de acuario, que los otros son espejo de uno mismo. Así, se dedicó a clasificar todos los comportamientos humanos, a coleccionarlos en cajones que le servian de mesa, de cama, de lámpara. A todos lados llevaba cajoncitos con tarjetas en blanco que eran llenadas en su diario vivir y que luego se convertirían en parte del mobiliario.

Estos cajones guardaban la historia, la historia familiar y al paso del tiempo se convirtió en un especialista en la materia. Escudriñaba a cada una de las personas que conocía, metía los datos obtenidos en su computadora que hacía el trabajo de clasificarlos y agruparlos según su intensidad y conveniencia propia. Asi los miedos, las pasiones y los secretos comenzaron a tener luz propia, poco a poco se volvieron parte de si. Pero él nunca pensó que tremendas combinaciones podrían ser mortales.

Sus experimentos los llevaba a cabo en su laboratorio, obscuro escondrijo detrás de un parque de la colonia, alli llegaba, ya entrada la noche, alimentaba a los gatos y se escabullía detrás de las cajas que había colocado para ellos y que les servían de hogar, luego llegaba al lago habitado por patos quienes hacian las veces de gárgolas. Tomaba una pequeña embarcación improvisada, remaba hasta el centro del lago y se metía bajo tierra.

En un principio sus experiementos los hacia sobre los patos y los gatos, que por mal alimentados lo seguian hasta 8 metros bajo tierra, sin embargo esto duró poco, no obtenía nada de lo que esperaba ver y un dia decidió que necesitaba humanos para seguir con sus investigaciones, él fue el primer sujeto de investigacion, hasta que ésta acabó con él.

Los comportamientos y emociones humanas las decantaba y lograba que se conviertieran en diferentes liquidos, de múltilples colores y texturas, extraía lo escencial del comportamiento y se dedicaba a sumarlos, haciendo mezclas exquisitas como si fuesen perfumes. Sumaba por ejemplo el miedo a la vida de un sujeto, con el alcoholismo de otro, el abandono con la necedad y la soberbia con la riqueza, estaba ávido en clasificar, conocer cada uno de los pormenores, de cada una de sus mezclas.

Una vez lograda la mezcla idónea, las extraía de la maquina decantadora y las aplicaba sobre sí por medio de electrodos distribuidos a lo largo de su cuerpo; cada comportamiento le correspondía un organo en especial, así combinaba una con la una y la otra con la una y con aquella más. Se generaban ondas electromagnéticas que daban a cada una de sus zonas del cuerpo diferentes sensaciones y éstas, después de suficientes aplicaciones comenzaban a generar la conducta deseada acompañada de una luz palpitante de múltiples colores.

Era genial de pronto ser un despiadado millonario o un mendigo alcoholico, un gordo raboverde o una damisela en apuros, era una experiencia sublime poder vivir esto por tan sólo unos minutos, la luz lo volvía ciego y allí veía más luz, más gente y se veía a sí mismo de otra manera.

Había triunfado.

Pero este trabajo traía consigo, una serie de riesgos que él no tenia considerados: poco a poco, sin darse cuenta empezó a no salir de su lugar de trabajo, dejo de tener contacto con los demás, también comezó a rayársele la vista pues al ser otro él no se veía mas a sí mismo. Algunos días su cuerpo vibraba como si tuviera alguna mal conección en los electrodos, se sacudía y hacía ruidos extraños, poco a poco su imagen se desvanecía del espejo y era suplantada por una visión reverberante y luminosa… Llego el día en que su perro fiel no lo vió y se fue tras un par de piernas que si veía… por mas que le llamó nunca volteo, tampoco volvió. Así sólo despues de ese día decidio recuperarse, el asunto era que tenía tantas opciones y opiniones en la experiencia que en lugar de pensar encuchaba un ruido blanco como el que se escucha cuando uno trabaja en el laboratorio con ratas.

Poco a poco comenzó a remitirse a si mismo, a su historia propia, a sus sentimientos que tenía guardados y clasificados por alli, como parte del comportamiento ¨humano natural¨, pero mas valía eso, por que tanta gente involucrada en sus entrañas, corriendo por sus venas o pensando a sus adentros, era terrible así que más valía volver a ser sí mismo.

Un buen día salió de la madriguera y fue a su casa, todo estaba igual solo que veía las cosas diferentes, como que tenían una dimensión que él no recordaba, el ruido sordo seguía allí, era un zumbido que de pronto lo volvía loco. Tiró todos los espejos, decidió que hubiera sido enloquecedor verse como era ahora…: nada, o por lo menos un ser transparente que ni su perro logró verlo.

Una vez instalado comezó su trabajo de reconstrucción, todos los dias se nombraba, sacaba las tarjetas que lo habían capturado alguna vez y se las estudiaba todo el día, intentando con eso recuperar las sensaciones que había tenido en antaño.

Su rutina era la siguiente: se levantaba de la cama, se decía convencido los buenos dias y durante 45 minutos recitaba su nombre completo con mucha fe y devoción tal y como lo hacía su abuela cuando él la acompañaba a misa los sábados y lo mecía a la hora del sermón en sus piernas. Poco a poco recuperaba recuerdos y sensaciones propias en el desayuno se sentaba a tomar y nombrar cada uno de los alimentos, intentaba comer pues ya había perdido el sentido del gusto y no se atrevía a verse la lengua por temor a haberla perdido, intentaba recrear como se sentía la papaya en la boca, como ésta topaba con su campanilla, como pasaba luego, através de un largo viaje por la farinje y la larinje hasta llegar al estómago, intentaba sentir lo fresca que era la fruta, como se sentia el frio de ésta en la boca afilada. Asi, hubo un día, en que saludó al melón y este le supo a piña, pero era un tremendo avance pues volvió a saber lo que era el sabor, aunque todo hasta el mismo pollo, le sabia a piña.

Meses después vió un extraño reflejo en la tetera de la cocina, era una cosa rara, que no se quedaba quieta ni un segundo, parecían unas antenitas o algo, que viéndolo más de cerca, eran unos brasitos diminutos que cuando se extendían soltaban una mielesita. Decidió para aprehenderlo nombralo pronto y dijo: -esta es mi boca, ésta parte de mi cabeza- se acercó para verse los ojos y algo de pronto, entre su pecho y su espalda, se encendió… era una luz tenue pero persistente, río y esta apareció de vuelta, río a carcajadas y brincó hacia delante para verla con más detalle: la luz se encendió de vuelta ahora con mas fuerza y gritó: -allí, allí esta mi corazón…-

De pronto todo se iluminó solo veía la luz verdesilta que lo seguía a todos lados y lo demás se volvió obscuro y sin importancia… se animó a descubrir un espejo, que esperaba paciente a que este día llegara, quitó el montón de libros que lo cubría y se vio: una luz intensa, destallante y diminuta palpitaba en si, se nombro por útlima vez y salió por la ventana a la noche que lo esperaba y así comenzó a vivir su vida como luciérnaga de un verano.

sábado, 15 de marzo de 2008

Fe de He! ratas

a,a, a; bb, b, c, ccu, ca, de, df, efe, g, ha, hi, j,k, lmn, o p q, r s tu vw X y y z
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Canción de amor desesperado

Era fácil solo se sentaba frente al computador y las lágrimas salían, era como si la pantalla palpitante le recordara el dolor arrítmico de su corazón, que había dejado de latir tiempo atrás.

Quince días exactos, con sus horas y segundos, quince días en que ella pensaba que habia perdido todo.
-¿dónde esta el amor?- se preguntaba,
-¿dónde?, si tal vez sus letras fueron imaginerías-,
-¿dónde, donde está?,- se repetía
y la pantalla solo respondía con ese su palpitar, que al fin, tanto le dolía.

¿Cómo es amar a ese hombre imaginario?, le preguntaban sus amigas,
¿cómo si no está, cómo si tal vez nunca estuvo?.
¿cómo es que has creado esto?
Decían entre lágrimas al momento en que la arrancaban del frente de su computador que ya se había convertido en su amante, su guarida, su cama, su estufa, su comida.

Al fin la sacaron de allí; fue necesario prometerle que a donde iría éste aparato vibrante la acompañaría, fue necesario no sólo las promesas incumplidas, sino que intervinieran manos fuertes de expertos que decían: -Esta loca, perdio la razón frente al computador-

En las paredes del recinto se escuchaba a murmullos su historia, ella lo sabía, sabía que nadie creería que ese hombre había estado en ella, que ese hombre le había prometido volver y llevarla a un lugar lejano. Y en el fondo sabía que él volvería.

¿Pero en que momento perdio la fe?, ¿En que momento su corazón se enamoro de la imaginería? Tal vez, será, que como Narciso se enamoró de la imagen que su computador le ofrecía de si misma. Se encontraron cartas, canciones y mimos, y de el hombre no se supo más nada, solo que era imaginaría. Decían.

Ella sigio reclusa entre paredes acolchadas, acariciando, de vez en vez, las mejillas de estas y repitiendo el nombre del hombre que no había existido, ella siguió amando al mundo de las flores, esperando el sol y cantando entre los rincones, -dónde, donde está el hombre que ame, será que está aquí, será que está allá, será que se fue, que no volverá…, dónde, dondé estará el vacio… donde, donde, donde estoy yo.-

Asi pasó el tiempo, sus ojos se volvieron viejos; su mente, sabia en soliloquios y su voz arrastrada cantaba la desesperada canción de amor…
Un día murió con el corazón en las manos y entre ellas la foto del hombre que amó. Un Rectángulo en blanco se metía en un elaborado cuadro garigolesco y nada decía, era el hombre en su imaginería.

jueves, 6 de marzo de 2008

Un resbalón!

Hace poco mas de un mes compartí con amigos una bellísima experiencia en Malinalco, esta dejó de serlo cuando ví una foto de mi trasero tomada por Héctor, claro que él no lo hizo a propósito ni yo tampoco pare las nalgas para salir mejor en la foto –tal como suelo hacerlo- simplemente tomó una foto documentado lo que sucedía el segundo día, yo ni cuenta me dí pero al parecer mis nalgas si notaron la presencia del lente que nos apuntaba, por que se ven ENORMES.
Ví la foto atormentada durante días y conforme lo hacía recordaba esas horrendas experiencias en donde mi trasero había sido el protagonista:
Un día, caminando por la calle con unos Jeans que eran “la medida reglamentaria” para saber si estaba o no pasada de peso, se me acercó un auto y el copiloto me preguntó con tonito caribeño: -Oye, ¿eres cubana?-, yo por supuesto contesté de mala gana pues a decir verdad mi experiencia en ese país no fue la mejor, así que con jeta y todo le dije: -Por supuesto que no!-, -ah-, contestó -es que con ese caminar y ese trasero juré que lo eras…-
Llegue a casa guardé los jeans y corrí con la nutriologa…
También recordé como años antes paseando por Argentina, mientras caminaba por esa linda y larga avenida que no me recuerdo el nombre, ví que un hombre me seguía, me sentí halagada pues el tipo no estaba nada mal; llegamos el seguidor y la seguida a un lugar donde de pronto se llenó de gente, por unos segundos unas manos se metían en el tan mencionado trasero, volteé furiosa y el tipo me dijo: -perdón fue un rebalón-. Claro, nunca entendí si se refería a que se había resbalado en la calle o que solo había tenido un pequeño desliz hacia mis pronunciadas curvas.
Recordé con tristeza y ansiedad que nó, no tengo familia cubana y por lo tanto no tendría por que tener el culo tan ancho, aunque tal vez me han mentido por que juró que vi la foto de un mulato en el baúl de casa de mi abuela y cuando pregunté que quien era me mandaron por un wiskey y al jardín.
Decidí entonces, ante tales evidencias que aunque estuviera mala del ala todavía tenía que hacer ejercicio, así que terca como soy me metí al gym de vuelta y tomé la bicicleta con la convicción de que a donde fuera me trasportaría en mi bi-vehículo verde, llevaría conmigo dos litros de agua y a los perros detrás por que hasta al pobre de Nicolás le han dicho que parece Chocorrol (panecito enrrollado y uniforme cubierto de chocolate, relleno de una cosa rica).
Hace dos días fui a pagar el Palacio de Hierro, lo recorrí de cabo a rabo buscando la crema milagrosa, la báscula mentirosa o lo que fuera que me aliviara la ansiedad. De salida se me atravesaron unas galletas y las compré con la firme intensión de comer solo una y el resto dárselas a la señora que trabaja en mi casa con quien decidimos hace unas semanas: No mas tortillas!.
Salí del Palacio tomé el bi-vehículo verde y terminé la útima migaja de galleta, monté en el, vi que el día se había despejado y me sentí menos aprensiva en general, pedaleé tres veces, perfecto! cuatro, cinco y ahhh! de prontó puck! Me estrellé contra el espejo lateral del un taxi que estaba estacionado. Uta madre! pensé y solo dije: -Putisima y lo peor es que para estas chingaderas uno no tiene seguro!-.
Sonrojada y temblando dejé el bi-vehículo verde a un lado para ver los daños ocasionados, efectivamente había casi arrancado el espejo y la parte que va unida al auto estaba completamente estrellada. El conductor no se molestó en bajarse, me vio con una cara extraña y sólo atiné decir: -me resbalé… no, no sé…, perdón-. De verdad no sabía que me había sucedido, su cara se hizo más afilada y casi sin abrir la boca me dijo: -ya váyase-. Sonó un ring en la caseta de los taxis, la señorita me vio con una cara tremenda como si ella hubiera sido la afectada, agarré presurosa el bi-vehículo verde, cheque la luz del semaforo y si pasaba, pero estaba todavía temblando como gelatina, intenté pedalear y todo seguió temblando, detrás mio escuche: -Srita!…- voltee lívida y era un señor que saludaba a la telefonista afectada, pensé: -Uf!- pedaleé una vez y me toco el alto, juro que fue el alto mas largo de mi vida.
De vuelta a casa envuelta en carcajadas audibles pensaba entre mi –¿que me pasó?- si yo venía muy campante pensando en las ricas galletas, en el día, en el amor que vive en mi y que me hace pedalear, el amor que me permite admirar como las jacarandas florecen en esta época; pensaba en la primavera que está acá y se siente, vi de vuelta los amantes que se besan en el parque, escuche las canciones de amor que ahora se escuchan por todos lados; me di cuenta que había notado, desde hace poco más de un mes, que todo tiene un color hermoso y mágico, que los perros mueven más la cola, que el gatito de la calle me saluda acariciándome con su cola y que espero todos los días con ansia el día.
Comprendí que no era el estar enamorada de la vida lo que me había hecho estrellame contra un vehículo estacionado, sino que mi enorme trasero que se fue del lado equivocado era el responsable, ahora estoy a dieta estricta aunque sigo resbalándome, por si me quieren invitar a comer.

martes, 19 de febrero de 2008

Letanía al día


Por las mañanas me he acostumbrado a rezar, al principio solo era por la idea de agradecer el haberme despertado tal como lo dicta una tradición judaíca que dice que tu alma, por la noches, vuelve a Dios y allí evaluas junto con él y las cortes celestiales si tu camino en la tierra es el adecuado con la misión que elegiste en el inicio de tu vida y si estos concuerdan, si tu misión y tus actos van de la mano vuelves a tu cuerpo todas las mañanas. Esto además de parecerme una linda historia me da mucho sentido pues al final siempre que amanezco siento que tengo nueva oportunidad para realizarme y ser otra persona con objetivos más claros y nueva chance a lo largo de día.
Ahora este rezo se ha extendido, de tres minutos que me tomaba rezar con devoción la mentada oración, estirarme para que el alma entre bien al cuerpo y programar mentalemente el día tal como lo recomiendan, el ritual se ha convertido en una hora y media consagrada al señor.
Algunos se preguntarán ¿por que dedicar tanto al señor? sobre todo pensando que ensima uno tiene que levantarse con tres horas de anticipación para que todo esto quepa en el día.
La simple oración se ha convertido en una letanía: hay que besar a los perros que se han subido a mi cama, dejarle a Luna el espacio caliente que hubo debajo mío, rascarle la panza a Nicolás y aceptar languetadas, así después de diez minutos de mimos, retozos animales y humanos además de apagar repetidamente el despertador me lavanto, hago el rezo del estiro e intento caminar por el pasillo a obscuras con un gato entre las piernas que no para de gritar sus propias oraciones, al fin llegó a la cocina y prendo la cafetera que requiere, por supuesto, de otra oración pues al parecer el café Illy le da algo, le hablo, la mimo en sus filtros, le pongo agua limpia le doy su bendición y apachurro el botón con la oración: Querida Krups, que el café Illy te aproveche, no lo desperdicies, no quiero café americano pues eres una cafetera express, así que contén el agua dentro para que esta no se escape por donde sea, que los granos del Illy quedén dentro tuyo y no en mi taza, amén.
Sí les digo que aún siendo mujer de fe, ésta con Krups no funciona, a decir verdad tampoco funciona mucho el caminar con la gata entre las piernas, ni dejar a los perros en mi cama, al final hacen todos su santa volundad pues aunque yo me tropieze con el gato o tenga que aceptar de buena gana mi cama con pelos y lagañas perrunas, el día no me da ni una pizca de esperanza.
Luego viene el ritual del café “express”, la taza salpicada y los granos por doquier acompañan el primer cigarro de la mañana, un trago de café una fumada y voy directo al baño que me espera con ansia, alli una postración, una exclamación y un salpiqueo hacen que mi alma y mi cuerpo se sientan más ligeros y que el hambre aparezca con un deseo claro de huevos tibios.
De alli voy a la cocina, la olla, el agua y la estufa. Sé que una vez que hierve el agua mis huevos necesitan tres Aves Marías con voz apresurada para que estos salgan en su punto, un padre nuestro con la llama apagada y listo, el pan con un Yo Pecador y la flama alta queda ni muy tostado ni muy suave, solo calientito. Aún tras rezar y rezar los perros aparecen, con cara de muertos de hambre cómo si las croquetas fueran una cosa espantosa, que según Federico no lo son, uno, dos y tres ¡fuera! no sirven para nada, asi que yo y mis huevos tibios nos volvemos uno aún con la mirada suplicante y la baba colgante de los peludos.
Vuelvo por el pasillo, la gata no está, se encuentra en el baño gritando a los cuatro vientos para que el grifo se abra, entonces llegó yo con mano encrispada a abrirle para que el sagrado líquido pase por las tuberías y que Nina observe con científico interes el caer del agua. Alli la dejo unos minutos por que si le cierro de vuelta reclama como si la estuvieran matando.
La cama me espera ahora tapizada, abro las ventanas para recibir el viento helado y el sonido martillante de la fuente, una inclinación y sacudir, una postración y estirar, sacudir, sacudir, sacudir, estirar, sacudir, sacudir, sacudir, estirar y listo la cama está hecha.
Luego la regadera, ésta parece que se enteró que a cada cosa en la casa requiere de su oración por que ahora también hay que dedicarle sus ensalmos y pases mágicos. Un Ave maría dame puntería y milimétricamente abro el agua caliente, cuando está aparece hay que abrir con más tacto el agua fría, Ave maría dame puntería, el agua está bien me meto y la méndiga me odia por que no pasan más de 3 minutos para que el agua se ponga ardiente, sé que una buena actitud a veces funciona en estos menesteres así que me rio y apago toda el agua para enjabonarme, una vez lista, tiritando, abro de vuelta el agua caliente y espero a que aparezca, ave maría dame puntería y abro el agua fría no pasan más de cinco minutos y el agua se pone ardiente de vuelta, me resuelvo a abrir la fría ahora santiguada y entonces todo se pone helado, y de vuelta a las mismas, cerrar las llaves y enjabonarme ahora con lágrimas en los ojos, a decir verdad me baño como si fuera novela por entregas y ensima mi nivel de estress se multiplica al cien, al fin salgo cuando lo logro y la gata esta alli por que adora tomar baños de vapor; hidrato mi cuerpo enrrojecido del agua caliente, me lavo los dientes y salgo a seguir con la letanía necesaria para continuar el día.

sábado, 26 de enero de 2008

Almost eight years trapped in your fears

with your head on your ears
with yourself,
with out of you

Almost a life in a dark path
with your mouth away
with your broken parts
with out you

Todo Enero


intentando recuperar el alma

Adios mi cariñito se va la reyna amada

Ultramarinos “la ultranza”

No cabe duda que “la ultranza” es un buen nombre para una tienda de ultramarinos, que, como todos sabemos allí se venden artículos de primera necesidad para aquellos que vienen de ultramar, es decir, si he entendido bien el mensaje, aquellos que vienen de las europas y muy específicamente: España.
Tuve un novio, de muy jóven, que su familia tenía una tienda de ultramarinos, era lo máximo por que para alguien como uno, que siempre soñó con cruzar el mar alguna vez o de menos tener el apellido de alguna familia que provenga de esas tierras, esta relación era mirar más allá: mirar lo que siempre hemos visto los mexicanos, a saber: lo lejano, lo ajeno, lo no nuestro.
Para mi, como para mucha gente de mi entorno, esto significaba no sólo comer en demasía los domingos en casa de la Tía Pepa, sino pertencer a otra clase, algo más allá de mi; y de vuelta volver a como los mexicanos miramos a los extranjeros, específicamente a los españoles…: mirada perdida y gris llena de esperanza de algo que a ciencia cierta no sabemos que, pero que al fin y al cabo pinta como la tierra prometida: mientras no sea la nuestra esta bueno y al final siempre morimos de hambre.
Así pasó la vida. Años de esas comidongas hizieron de mi toda una españoleta: petacona, pelo recogido y diciendo a los vientos: –¡hijo!- a cualquiera que no lo fuera.
Mi relación con Manolo se convirtió en un verdadero matrimonio a la española, lo cual me tenía muy contenta, yo decía algo y el lo negaba tres veces, al final siempre hacíamos lo que su madre decía o lo que la tía Pepa con ojos saltones y sin brillo tenía bien a dictar atraves de estos.
No era que me encontrara sometida, nó, sólo sabía que así eran las cosas y que yo a mis jovenes 18 años y con poca capacidad de decidir, como me lo habían hecho creer, obedecer, era lo correcto, lo que correspondía si es que quería seguir perteneciendo a la familia De la Vega Sanchez.
Hize muchas cosas que estaban más allá de lo humano, con tal de pertencer, por ejemplo: una vez quedamos muy formalmente de ver amigos en mi casa para irnos a algún lugar, pero él nunca llegó, la disculpa fue que no le había dicho nunca nada aunque las parejas que lo esperaban junto conmigo si habían escuchado y por eso se encontraban en casa, supongo. Así, despúes de llorar tres días seguidos y escuchar por veinteaba vez que estaba completamente loca tuve que admitirlo y fue allí donde realmente lo fuí.
Empecé por aceptar los regalos de él y de la familia con gracia: una plancha de vapor, un estereo para el auto, calcetines de poliester usados, un casco para la moto que no teniamos y demás. Esos fueron los regalos que supuse precedían a mi regalo deseado: el dichoso anillo de compromiso y este al fin llegó, comprado en el centro, de ese oro que se deslava y el cual buscamos arrastrados por mi Susanita interna que llevaba meses hablándome al oído. Así, en la calle de la joyas, encontramos al precio de un horno eléctrico mi anillo, era este o el horno, ahora es un anillo de estaño que uso para limpar la plata y éste nunca trajo consigo la proposición.
Hize lo que pude, llevamos una relación normal, pese a las predicciones: peleas, escenas de celos, discusiones y breaks, hizieron que 10 años pasaran como si nada, aunque tampoco estoy segura que hayan sido 10, pero asi parecieron.
A decir verdad la máxima intimidad que tuvimos fue un viaje a la casa de Cuatla en donde no sólo tenía que dormir en una cama individual compartida por la hermana que se meaba en ella, sino que mi bata de seda vino se quedaba en casa avergonzada de ser suplantanda por la bata de flores color pastel rellena de toalla que había hecho en bien regalarme la tía Pepa.
Las salidas eran la locura. Yo, para ese entonces, es decir jóven y bella que comienza a vivir sola debía volver, a mas tardar a la una y medía, antes que a la madre de mi “consorte” le diera alguna cosa verde o sudorosa. A menudo le pasaba a la pobre, con solo verme. Ya mis curvas estaban enrriquecidas por la mieles de la tienda, me habían corrido de la secundaria y hacía años fumaba mariguana del closet de mi madre, eso sin hablar del cemento por que desde entonces era mal visto, quizá era por eso que cada vez que me veía la vieja parecía como si le hubieran dado una mala noticia, era ver en mi el anticristo. Los cachetes se le bajaban al cuello haciéndola parecer un sapo en celo, sus ojos imitaban a los de un camaléon y me seguían hasta el baño, allí ni por pudor me dejaban sino que encima me acompañaban hasta casa.
Me cae que la vieja hizo lo que pudo conmigo, algunas veces sábados, pero siempre los domingos ibamos en procesión a la iglesia donde el padre Nacho nos aleccionaba. Manolo, que se encontraba detrás mio arrodillado aprovechaba para tocarme las nalgas mientras pedía a Dios quien sabe que cosas, pero aclaro, siempre fui yo la pecadora.
Ellos hablaban del ayer como si fuera hoy y había veces que tan rápido se comunicaban que me quedaba sin entender ni una pizca, al final lo unico que reconocía eran la eses y las zetas y aún así tengo faltas de ortografía. Era claro que me insultaban pero como sólo entiendo chilango no podía ni responderles.
A decir verdad nunca conocí la dichosa tienda de ultramarinos, años despúes de terminada la relación, el me buscó y me confesó que la dichosa no existía, que había embarazado a mi mejor amiga de la primaria, la cual por alguna extraña razón decia que yo era una sujeta rara, que como sabemos es primo de lo loco, así entendí que esta relación había sido solo un sueño húmedo de adolescente, un deseo ajeno. Supe al fin que ellos se dedicaban al tráfico de alimentos: atún empacado con banderita española, queso con gruesa capa de cera, otro enlatado azul con un gallo de cantaba gloriso y obleas que el padre Nacho aceptaba con aprecio y sin pudor, todo era parte del divino cargamento. Ellos cocinaban sus sueños abandonados en el trayecto del barco, mientras yo cocinaba, con la poca cordura que me quedaba, como alejarme de tanta locura para no ser heredera de “la ultranza”.

jueves, 24 de enero de 2008

Reporte por entregas

La posadilla…
Fueron llegando primero uno y el siguiente timbrazo anuncio a todos los demás, reímos como locos con anécdotas y de verdad que fue un gusto darles posada pero creo que nadie de los invitados preguntó por que el nombre, o tal vez la bauticé después de haberlo vivido. No, no fue posadilla ese momento, sino lavar toda la loza al día siguiente, si! La muchacha comenzó las vacaciones antes, claro, esto sí es una posadilla para cualquiera, que se parta el hombro como negro (y conste que no dije que se parta el hombro CON un negro).
Así que cuando todos partieron comezé a hacer lo mío: ver el tiradero y decidir ir a la cama con Ponche.
Al día siguiente lo bueno comenzó, invadida de recuerdos lavaba los vasos y copas, un poco de jabón y una risa al recordar lo lindo de que hubieran estado acá. Recordé la invitación colorida y desconfirgurada por la cual se enteraron, quienes los hicieron, que se celebraría el encuentro en mi casa y como es época de neutralidad según Suma (Su Majestad) vino quien estaba invitado y quien quizo, los demás como dice el sabio de mi amigo Marcelo (que no vino): Ellos se le pierden y yo me la ahorro.
La verdad super divertido, todos pusimos esferas en el árbol pidiendo deseos, las azules eran todos de Alex, el hijito de Gaby que será un hermoso adolescente que cursará como su madre una maestría pues al darles hojas recicladas para pintar llegó con el texto subrayado y diciendo: -mira mamá mi lectura de la maestría-, por supuesto todos reímos y lloramos.
Como parte de la ceremonia y de la tradición seguimos llenando el árbol de esferas -por que yo tenía pocas- , la única chiquita y de madera era de Héctor, la amarilla de Angelic y las rojas hermosas de Carolina. Todos pusimos en él árbol nuestros deseos del año colgando y dando vueltas; aquello que queríamos dejar atrás en la parte de abajo, el deseo del presente al medio y para la parte de arriba lo del futuro, así que fue un árbol cargado de esferas diferentes, brillantes, frágiles y bellas como nuestros deseos.
Después vino la sesión de disfraces de las niñas, Camila y Andrea (mi ahijada, y la de cariño) junto con Teresita nos muestran creaciones hechas con telas que hacian las veces de cilorama en el pasado y que ahora son vestidos que nos remontan a la antigua grecia mezclado con los 60´s. Luego apareció Santa con un módelo de inspiración “Gaby Barrera” que con tela que sacaba chispas me hizo sudar hasta el cansancio. Gracias Gaby.
Comimos, reimos y bebimos, rodeados de una atmósfera de cercanía y familiaridad, cada uno estaba en su casa he hizo su hermosa aportación: Héctor fue el fotógrafo, lo cual se le agradece exepto por las fotos en las que salgo mal; Angelic fue la cheff, que sus delicias taqueras hicieron que todos flotáramos en una atmósfera mexicana y deliciosa. Hubo otros que se encargaron del café por que Santa se hayaba ocupada anotando todo para el presente reporte.
Luego vino la rebatinga de regalos, con dados que le hacían maldades a Ylliana, por que nunca sacó nada, hasta el final que se llevó los platos de servicio que todos deseabámos, hicimos rondas y rondas, logramos pararlo antes de que unos se quedaron con todo y aún así a mi no me tocó nada.
Al final terminamos con un delicioso postre que Ylliana nos trajo, el vino, las cervezas y los vasos se habían acabado, nos dimos de besos y abrazos y cada quien se fue a su casa mientras yo y los chuchos nos quedamos con una fregadero lleno y con la cosa de que mañana saliamos a Malinalco para pasar las navidades.

Las chicas del coro
Andrea, Camila y Tere



Las chicas del coro con mamá
Camila, Andrea, Mayra.


Santa y los niños
Alex, Sofía, Andrea y Camila



El equipo con Santa y Carolina
Carolina; Santa Ro, Gaby, Tere

miércoles, 2 de enero de 2008

La típica...


Angelique y Santa


Emma, Veronique, Santa
Luna y Nicolás


Ylliana y Santa


Héctor-Chapull y Santa


Víctor y Santa



Álvaro y Santa


Santa Salió en todas las fotos!!!

O sobre el marathón guadalupe -reyes
12 de diciembre del pasado

En mi país, bien fiestero, antes que nada vienen la preposadas, son digamos la disculpa inútil para cerrar círculos; normalmente, la gente lo usa como El pretexto para ponerse pedo y comer hasta hartarse además de decirles a los otros lo mucho que los quieren, cuanto y cuando los hirieron ó bien mandar a todo mundo a la chingada e irse a la playa con un guato. En estas preposadas uno bien puede aguantarse el pedo del de al lado o ponerse uno, o bien suspirar mientras sonrie y piensa en LOS proposítos de año nuevo.
Propósitos de año nuevo, ja!, eso si que es decadente, ¿quién será que siga haciendo esos propósitos?, yo no, por que a decir verdad cada vez que los hago, nada hago por ellos, ni ellos por mi. Mis pobres propósitos, han de vivir durante un año deprimidos para que, por estas fechas los retome y los traicioné de vuelta durante el año entero: entonces la dieta, el gym, el novio, el hijo, poner los cuadros, conocer china, dedicarme un fin de semana al arreglo personal y demás se despiden de mi durante todo el año.
Bueno y no digamos de la cena de navidad, época de neutralidad como dice la sabia de mi madre Suma (Su Majestad como lo dice Al), quien a decir verdad pide esquina, paz e hijas con más dinero para que no la desfalquen durante el año, me la puedo imaginar: -Por fá Santa, que Margarita no me cuelgue el teléfono, que Gabriela deje ir a las niñas al zóologico a oler caca de animal, que Roberta encuentre un novio para que siente cabeza y que genere una buena lana para que me regalé lo que me ha prometido durante años… Santa te pido igual que mi dinero se multiplique y que mis nietos pasen el año escolar sin tropiezos, que mis perras no tengan problemas de gordura y que me encuentre un galán, guapo, rico, vuido, sin hijos…, ni mamá, además cariñoso y detallista.-
Menos mal que no puedo leer mentes. De plano la familia. Así los porpósitos se coenvierten en deseos que dependen enteramente de Dios y del gobierno mexicano.
Y bueno están las posadas, no sé a ciencia cierta cual es la fecha, pero me imagino que son después del 15 aunque los más obsesos ponen el árbol de navidad el día de muertos (capaz que en realidad allí empieza); allí, pues lo mismo: harto alcohol, cigarro, romeritos, guacalao, ensalada de manzana y pedir posada.
La pedida de la posada si que es un lio, cera de velitas por todos lados, niños acelarados y madres gritando detrás de ellos: -luciana, no le pongas le vela a Nicolás en la cabeza, hijita! Lo puedes quemar y tendramos que trasquilarle la mata-
Además como que por principio uno extraña a quienes pasaron el año con nosotros: el sol de malinalco, el arrebato, el amor, la tontera, el paciente dificíl, la peda del año, el juego derramado, las lágrimas en sesión, la abuela, el año pasado…
Por eso, nada más para no arrepentirse de nada se celebró la posadilla en mi casa.

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Espere “la posadilla”