sábado, 1 de diciembre de 2007

Abrazos desde la casa con Sol



“En la ceguera del amor, uno se convierte en criminal sin remordimientos”

lunes, 26 de noviembre de 2007

Abrazos Gratis

http://mx.youtube.com/watch?v=i1xnVDiV9xE

Ojalá puedan ver el vídeo, es una linda experiencia
hasta las lágrimas... me lo compartió Héctor Chapul
y me recordó lo que sentí esa navidad estando sola
en Paris cuando un desconocido me abrazo!

sábado, 10 de noviembre de 2007

Ni tanto que queme al santo... Ni tanto que no lo alumbre

La amiga de una amiga, o más bien la conocida de una chava que apenas y conozco me contó que el tal San Judas Tadeo era bastante milagroso, a su amiga, le concedió el deseo de casarse a sus 43 años y a los meses estaba embarazada y feliz. El asunto es que según dicen el bebé nacio medio chamuscado, no por la edad, no! Sino por que al parecer un día esta chava, que llamaremos por facilidad Esther, se le pasaron de tueste las velas.
Según cuentan, quienes lo cuentan, Esther llena de fe dejó las velas, era el tercer día del novenario al famoso santo, se fue grácil a la cantina comió con el amigo de antaño, treparon a un bar y se arrastraron al departamento. Al llegar, las velas se mantenían. Decidió entonces ayudarse, para estar despierta, tomar la medicina de todas las noches: un par de licorcitos empujados con agua mineral.
Al rato no sólo los pájaros develaron con trinos desencantados la mañana, sino que se hizo evidente que habían acabado con todo el licor de la casa; mientras tanto las velas habían derretido el vidrio que las sostenía, entrando en sabias llamas a la madera de la cajonera, volviendo polvo lo que no era y por eso, dicen, el nene nació bien chamuscado.



Hay una voz que grita al prenderse la noche
Desgañitada, oriunda, precisa,
que irrumpe en el pequeño espacio de
mi cuerpo
me desprende del presente
arranca el vuelo tras sonidos citadinos
desarregla el posible encuentro
atropella lo que queda de mi

Mientras,
Otra parte permance
en dolo
tentada
aturdida
haciéndose preguntas que no habían sido hechas
viviendo en el escándalo
donde los ojos que, develando una temida visión acertan
y componen el quehacer

Voces dormidas, sueños callados
Imprecisas conclusiones
me develan
me revelan
me estrechan
haciéndome otra

viernes, 2 de noviembre de 2007

Un cuento te cuento

Es el día del encuentro, donde muchos seres alados unos y
reptantes otros se dan cita
Al bajar la noche y aparecer la primer estrella que ha sido su testigo,
vuelan atraves de las paredes, rodan por la avenidas
sudan sobre la frente de los que trabajan
Ellos escarban minusiosamente sobre los cuerpos,
llegando al centro que arde en el pecho del humano que poseen,
talan los sentidos, escriben en la mente palabras altisonantes
Se temen a sí mismos, comen lo que el ave de rapiña deja,
son sombras pestilentes, que viven ancladas a mi mas terrible miedo
Yo misma

Noviembre 07 Muertos en el DF

martes, 30 de octubre de 2007

sera, no sera

Se va el día y de pronto encuentro que todo ha sido vano
Sigo siendo el mismo ser que se repite hasta el cansancio
¿cuándo será que tendré la cuota del cambio?

sábado, 27 de octubre de 2007

"Magna" en la conferencia!

A empezar

Y si, todo tiene un principio
aunque lo perdamos de vista
por desear vivir el final
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar.
E.M Cioran

Gajes de familia

La vieja del chocho, así le decian a mi tía, era hermana de mi abuela, todos y cada uno de los sobrinos, sobrinos nietos y tatarasobrinos nos referiamos a ella con este nombre extraño. Esta familia no era de médicos pero vaya que la tía y los demás se habían titulado en la escuela de la vida, ella ejercía talentosamente su don con los miles de pacientes que entraban y salian de su casa. Para empezar mi abuela tenia 11 hijos y cada uno de sus hermanos por allí se iban, el que menos tenía, era el más pobre y tan sólo tenia 6 bocas que alimentar, educar y curar. A todos nos atendía Chocho. Solo por parte de mi abuela eran 6 hermanos, asi que hechándole cuentas eramos un montón, tan sólo yo tengo 36 primos y a los demás no los he contado por falta de ocio. Mi tía Chocho no tenia hijos aunque parecia que los tuviera pues siempre su casa estaba llena de niños, perros, nanas y mamás que dejaban que el día pasara contándose anécdotas penosas -las más- o divertidas -realmente pocas- en la enorme sala de mujeres con sillones de terciopelo, los hombres tenían su propio espacio: tocadiscos dorado, revistas con Olga Brinskin, los panchos sonando, jaiboles y puros tapizaban la sala masculina.

La casa de la tía chocho era extensa, hectareas de pasto verde y confortable se extendían hasta donde alcanzaba la vista, un estanque enorme con peces mutlicolores al centro, dos perros, tres venados, miles de conejos, tejones y niños alegraban la enorme extención y le daban vida. Mi tía por alguna extraña razón era la única que siempre estaba mal, con achaques pavorosos, era a la tía Chocho a la que ninguno de sus remedios le servía.

Sin embargo, cada vez que alguno de nosotros teniamos alguna gripa o penuria consultábamos a la vieja del chocho, normalmente uno llegaba despues del desayuno, aunque había algunos que por necesidad física, ya fuera por falta de comida o por enfermedad grave llegaban a la mera hora en que el desayuno, compuesto de frijoles refritos, huevos de varios tipos y tortillas de harina enormes se servía. Luego de eso comenzaba la procesión a la sala, alli sentados unos ensima de otros escuchabamos atentos las penurias familiares, las tragedias ajenas y las enfermedades extrañas que surgían en la familia.

Yo siempre fui muy sana y sensata no sé por que, pero desde mi abuela hasta el más pequeño de esa familia tenian extraños males. Y eso por que estoy dejándo de lado a mi abuelo al que le temblaba la mano sin control, tenia el dedo índice de la derecha extendido y hacia un perrito que movia la cola y hacía pipí con esa mano necia, era impresionante, jámas he conocido a nadie que tenga tan extremos talentos con su malformación. Por supuesto mi abuelo hablaba con la mano derecha, así que ese dedo te regañaba aunque de verdad no fuera su intención. A una de mis tías, hermanas de mi madre, también le temblaban las manos, a tal grado que sus hijas iban siempre despeinadas a la escuela por que era incapaz de hacer un par de colitas derechas, debía tomar la sopa con popote y por supuesto jamás pudo darles jarabe a sus hijos, creo que era por eso que siempre estaban con la tía Chocho.

También mi abuela tenía sus cosas y por eso digo esto de gajes de familia; su pelo negro se comezó a manchar de gris a los 20 años, lo extraño era de que sus canas formaban líneas paralelas y otras que las cruzaban, entonces parecía como si tuviera un mundo sobre la cabeza y vaya que si no, con tanto hijo y nieto no tenía un solo día sin que estuviera preocupada metida en la iglesia de la esquina rezando por todos nosotros y cuando salia sus canas se prendían o apagaban, pero eso en realidad no es una enfermedad con toda la extención de la palabra lo que si era enfermo eran los extremos, extremos que luego todos nosotros heredamos.

A mi abuela se le podía ver, tan campante en el comedor y al segundo siguiente había subido a su cuarto corriendo a ponerse el traje de la Dolorosa, bajaba de lo más normal con su corona y sus sandalias bañadas en oro, su capa, cubierta de milagritos la hacían verse enorme y la verdad es que al verla uno tenia la certeza (si es que la había perdido alguna vez) que Dios existía y que nos mandaba con ella un mensaje de esperanza. Se sentaba a la derecha de mi abuelo, retomaba el taco dejado de lado minutos antes y seguía comiendo como si esa trasformación no hubiera surtido efecto, y no, no todavía. Era a la hora del café en la sala de estar que recibía mensajes. Se sentaba en su trono, un sillón más bien común y corriente en donde nadie podia sentarse, solo la Pulga que era el más consentido de sus hijos, por que si uno se sentaba aunque fuera por el amable empujón de algún primo, uno sentía como si le dieran toques en las petacas y tenía que pasarse a otro lado, era la pinche perra que le habían incorporado una bateria de 400 voltts.

Después de unos wiskis comenzaban las letanías, al principio solo contaba anédotas de sus hijos y de ella jovén luego nos lanzaba ensalmos con la consigna de que siguieramos sus instrucciones al pie de la letra. Sus ensalmos nos pronosticaban cosas horrorosas como de esas profecias de las que uno, aún estando bautizado no se salva, asi nos decía: -mmm! Tu Angelito ni la carrera, como el tío, mi hijo que lleva tu nombre… y el de su padre- ó –como te atreves a desafiar a tu madre, se te va a caer la mano- y a los meses mi primo solo tenía un muñon.

Mi abuela tenia un closet en el piso de arriba y allí nos mandaba cuando nos sentiamos mal o habíamos hecho algún berrinche por la galleta que nos comió la Pulga, la perra de los voltts y que nadie, nadie podía prentender tener un lugar al lado de mi abuela, ni el mas astuto de mis primos, que le tiraba los huesos al pozo a ver si se aventaba. El closet, ese closet estaba lleno de medicinas, ella aseguraba que con solo olerlas uno podía dejar de lado una migraña marca diablo. Si también en la familia hay migrañosos, la más grave era mi tía Titi a la que por el dolor se le desprendían los ojos y así botados encontraba el lugar de las medicinas y se estaba horas allí. Ese lugar era el favorito de muchos como mi hermana Gabriela que te mostraba la espalda y conforme mencionaba bolas y ataduras estas iban apareciendo de una en una en el lugar mencionado. O como mi primo Víctor a quien encontramos más de una vez tirado en el piso a punto de un síncope pues había tomado calmantes empujados con el J&B que le había robado a alguno de mis tíos del buró.

Lo peor eran las mañanas por que despertar en casa de mi abuela era, además de dos kilos y medio de desayuno, aguantar jetas y soportar aliento de crudo. Entonces, si tenías suerte era día de ir a casa de Tía Chocho que con tan solo verla a uno se le quitaba todo, hasta las ganas de vivir. Creo que esa era la forma en que curaba, siempre estaba tan mal, tan lastimera que la verdad es que uno agradecía tener amigadalitis purulenta con 43 de calentura en pleno verano.

La tía también tenía un cuarto repleto de medicinas, era un walkin closet, enorme, tipo 5 por 3 metros repletos de repisas y ellas repletas a su vez de Chochos. De alli el nombre de cariño. Este es mi orígen, años de psicoanalsis no me han servido para elucidar por que diablos me tocó esta familia, por que mi perra come chochos y por que soy adicta al aire que respiro.

Solitude