sábado, 10 de noviembre de 2007




Hay una voz que grita al prenderse la noche
Desgañitada, oriunda, precisa,
que irrumpe en el pequeño espacio de
mi cuerpo
me desprende del presente
arranca el vuelo tras sonidos citadinos
desarregla el posible encuentro
atropella lo que queda de mi

Mientras,
Otra parte permance
en dolo
tentada
aturdida
haciéndose preguntas que no habían sido hechas
viviendo en el escándalo
donde los ojos que, develando una temida visión acertan
y componen el quehacer

Voces dormidas, sueños callados
Imprecisas conclusiones
me develan
me revelan
me estrechan
haciéndome otra

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